La Fundación ha publicado la quinta edición de su Índice Mundial de Libertad Electoral (IMLE), que por tercer año encabeza Finlandia, seguida de Islandia.
Desde 2018 y siempre bajo la dirección del profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada José Antonio Peña-Ramos, la Fundación para el Avance de la Libertad publica anualmente el ambicioso Índice Mundial de Libertad Electoral (IMLE). Este estudio exhaustivo emplea más de cincuenta indicadores básicos para tomar el pulso al grado de libertad real del que disfrutan los electores, tanto en su condición de votantes (sufragio activo) como en la de participantes en proceso electoral (sufragio pasivo). Tener en cuenta el sufragio pasivo es el gran factor diferenciador del IMLE frente a otros rankings parecidos, como el de la revista británica The Economist, que en realidad miden la calidad de la democracia más que la libertad de los ciudadanos en el marco de los procesos electorales. Finlandia, que destronó a Irlanda en la edición de 2020, continúa liderando el pelotón de cabeza, en el que sólo seis países logran la etiqueta de «altísima» libertad electoral.
España mantiene una discreta posición de «alta» libertad electoral, pero la acompañan países tan relevantes como Alemania, Bélgica o los Estados Unidos, generalmente debido al espacio de mejora técnica de sus sistemas electorales. En el caso español, el gran lastre es la fuerte barrera de entrada a la participación mediante duras exigencias que reducen el desempeño de nuestro país en el apartado de sufragio pasivo. Sin embargo, varios países europeos de intachable pedigrí democrático obtienen puestos peores en el índice. Por debajo de la consideración de «aceptable» libertad electoral, nos hallamos generalmente ante democracias muy deficientes o directamente simuladas. Se incluyen en el estudio hasta los sistemas claramente irreales, como los de Cuba o Corea del Norte.
El IMLE, que analiza y clasifica la práctica totalidad de países (ciento noventa y ocho, incluyendo algunos territorios dependientes o Estados con limitado reconocimiento), cuenta con un consejo académico nutrido de profesores y expertos de más de diez países.
Un año más, la Human Rights Foundation se ha sumado al esfuerzo de producción y distribución del índice como partner principal del mismo. Además, la rigurosa clasificación de los regímenes políticos que elabora esta prestigiosa organización con sede en Nueva York, forma parte de los indicadores que alimentan uno de los subíndices del IMLE, concretamente el Índice de Desarrollo Político.
Enlace al estudio: https://fundalib.org/wp-content/uploads/2022/12/IMLE-2022.pdf
